Norteando en la mente vuelvo a esos parajes cálidos de antaño, cuando el tiempo giraba en torno a la música ornamentada por las velas. La ventana abierta, las cortinas apuntando hacia el San Ramón, me indicaban lluvia, mientras las hojas de la buganvilia luchaban su sitial de perennidad. Los tejados acompañaban con su melodía desacompasada y el gato de todos los días atravesaba la pandereta, "en ese invierno oscuro, tan extraño". Extraño: os curo de vernos, ya no hay tiempo septentrional, ahora la tristeza austral, astral, magistral nos ha alejado de lo que fuimos.
De mi consideración: Por intermedio de la presente comunico a ustedes mi renuncia voluntaria a su civilización pacificadora, en conformidad al artículo 666 N° 6, del Código del Heaven and Hell y 669, del mismo cuerpo legal, la cual se hará efectiva a contar del día de hoy. No agradeciendo bajo ningún punto de vista el haberme permitido vivir en vuestro mundo tan hostil, les comunico que los motivos de mi renuncia son que me tienen hasta el pico que no tengo con su sociedad de consumo de bienes ilusorios, la televisión de farándula y sus educativos reality show de hueonas huecas y gritonas, los programas culturales en que la gente se dedica a comer, los filósofos robafrases de las redes sociales, los políticos corruptos y sus maniobras chupasangres de la teta del fisco, los milicos apostando el 10% en Monticello, los pacos de Dipreca, la lucha libre americana más falsa que amigo de facebook, los inventores de hóroscopos negros-blancos-verdes (alias astrólogos), las viejas pitas de...
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