Norteando en la mente vuelvo a esos parajes cálidos de antaño, cuando el tiempo giraba en torno a la música ornamentada por las velas. La ventana abierta, las cortinas apuntando hacia el San Ramón, me indicaban lluvia, mientras las hojas de la buganvilia luchaban su sitial de perennidad. Los tejados acompañaban con su melodía desacompasada y el gato de todos los días atravesaba la pandereta, "en ese invierno oscuro, tan extraño". Extraño: os curo de vernos, ya no hay tiempo septentrional, ahora la tristeza austral, astral, magistral nos ha alejado de lo que fuimos.
PLAGIANDO,CORTANDO Y PEGANDO LA COTIDIANEIDAD DE LA VIDA