Tan ajena, tan propia, impropia, impura, acorde desacorde. Tan triste, tan exacerbada... la sonrisa botada en el camino a merced del viento. Tanto tiempo sin verme al espejo, tantos distorsiones de caras extrañas que se alejan; pocas horas corriendo, miles de horas estáticas y unas cuantas extáticas. Una tarde, contemplando un óleo de la selva valdiviana, recordé, ¿ por qué no? Yo puedo pintar algunos colores que hace tiempo no se ven, yo puedo llenar este espacio de tintes olorosos a tierra mojada, de palabras como diminutos mosquitos revoloteando en torno a un pequeño naranjo de hojitas verde brillante. ¿Quién hace a quién, las palabras a mí o yo a las palabras? Y eso que importa, recoger la sonrisa es lo principal.
PLAGIANDO,CORTANDO Y PEGANDO LA COTIDIANEIDAD DE LA VIDA